La vitamina B12 (o cobalamina) es parte del complejo B y es un nutriente esencial (que debemos obtenerlo a partir de nuestra alimentación). Su deficiencia ha sido relacionada con fatiga, anemia, hormigueo de manos y pies, insuficiencia cardíaca e incluso demencia.
Si bien su déficit se ha relacionado comúnmente con la población vegetariana o vegana, en los últimos estudios realizados se ha demostrado que gran parte de los omnívoros también puede presentar déficit de esta vitamina.
Popularmente se cree que la vitamina B12 proviene de los animales, pero en realidad es sintetizada por unas bacterias que están presentes en la tierra (más bien que estaban, porque la degradación del suelo y el abuso de pesticidas ha hecho que sea cada vez más escasas).
Además, los animales tampoco están comiendo directo de la tierra, por lo que no logran obtener cantidad considerables, además de que al final se concentra sobre todo en vísceras y poco en sus músculos, que es lo que comúnmente se consume.
Adicionalmente, existen factores externos que inciden en una mala absorción de esta vitamina, como la edad, tabaquismo, el consumo de la metformina (medicamento para la diabetes), el consumo indiscriminado de antiácidos, el uso de fármacos para el tratamiento contra el Alzheimer, entre otros.
Por esta razón, se recomienda a la población en general obtener este nutriente a través de alimentos fortificados o suplementarse directamente con esta vitamina que se encuentra en formato sublingual en gotitas y en polvo, en pastillas, jarabe o inyectable (neurobionta). Al ser hidrosoluble, su exceso es secretado a través de la orina.