Los suplementos nutricionales, si se usan de forma adecuada, pueden ser una excelente opción para complementar una alimentación variada y equilibrada. Hay que tener claro que cada persona es diferente, por lo que es muy importante realizarse un chequeo periódico para saber qué nutrientes están faltando.
Entre los que presentan un mayor déficit en la población en general se encuentra el omega 3, que es un ácido graso muy relevante para un buen funcionamiento del sistema nervioso, además de la vitamina D, que se obtiene a partir de la exposición a los rayos del sol (el encierro ha agudizado este problema).
Si llevamos una alimentación 100% vegetal, podemos consumir un suplemento de omega 3, en formato DHA (mucho más absorbible por nuestro organismo), que se extrae del aceite de ciertas algas, además de la vitamina D3 vegana que se obtiene a partir del líquen, que es una especie de musgo.
Asimismo, las personas veganas y vegetarianas necesitan suplementarse con la vitamina B12, que no es de origen animal, sino que la sintetizan bacterias de la tierra. Sin embargo, la degradación de los suelos y la higiene excesiva ha producido una escasez de este nutriente. De todos modos, es probable que las personas que comen carne también necesiten suplementarse, ya que este nutriente se encuentra en mayor parte en las vísceras de los animales.
Por su parte, a las mujeres embarazadas en los primeros tres meses de gestación se les suministra ácido fólico o vitamina B9, que es fundamental para la prevención de problemas en el cerebro o médula espinal del feto.
Otros suplementos que se pueden encontrar es el complejo B (con todas las vitaminas de este grupo), la vitamina C (que está en diferentes formatos, siendo el mejor el liposomal), ya que no está más que cuatro horas en sangre, además del zinc, calcio y magnesio (en formato cloruro, citrato, gluconato, L-treonato, entre otros).